Ciencia, Tecnología e Innovación: Retos en competitividad para el nuevo gobierno.

Una vez superada las elecciones presidenciales donde resultó electo Iván Duque Márquez con más del 54% de los votos, ahora deberá sortear los múltiples retos que el país demanda. Pero ¿cuáles son los desafíos que resultan decisivos para impulsar el crecimiento económico del país y su competitividad?

De acuerdo con el más reciente informe sobre el Índice Global de Competitividad emitido por El Foro Económico Mundial, Colombia se ubica en el puesto 66 entre 137 países[1] perdiendo 5 posiciones frente al periodo anterior. Esto lo ubica en quinto lugar en Latinoamérica después de Chile, Costa Rica, Panamá y México. De igual manera, en el Anuario de Competitividad Mundial, el país desciende del puesto 40 en 2006 al 53 en el año 2017.

Al efectuar un análisis de los doce pilares que conforman Índice Global de Competitividad, se puede apreciar que el desempeño de Colombia es sobresaliente en el desarrollo del mercado financiero, el tamaño del mercado y el ambiente macroeconómico. Sin embargo, arroja tres alertas. En primer lugar, las condiciones básicas de la competitividad, dentro de las que se contempla la calidad de las instituciones, la salud, la educación básica y la infraestructura. Segundo, Colombia muestra una baja eficiencia en los mercados tanto de bienes como laboral. Tercero, un preocupante atraso en innovación.

El mejoramiento en estos tres pilares se constituye en una tarea prioritaria si el gobierno entrante desea alcanzar los objetivos propuestos en la visión 2032, la cual pretende ubicar a Colombia entre las tres economías más competitivas de América Latina, al igual que contar con exportaciones de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, y con una mayor igualdad y calidad de vida. En este sentido, los gobiernos tienen el compromiso de implementar políticas públicas e inversiones que garanticen el ambiente propicio para la sofisticación y la innovación en las empresas nacionales.

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Es aquí donde el reto toma proporciones interesantes debido que las exportaciones colombianas se han concentrado en productos primarios o elaborados a base de recursos naturales y sin ningún valor agregado como; petróleo, carbón, café y oro, que sumados representan el 86% de las exportaciones del País durante el último año[2]. Sólo el petróleo significa el 43,4% de las exportaciones colombianas. Adicionalmente, se debe resaltar que las reservas de petróleo en Colombia son equivalentes a 7,1 años.[3]

Con respecto a lo anterior, en el 2011 el economista estadounidense Michael E. Porter, quien es considerado el padre de la estrategia competitiva, señaló en el marco del foro “Prosperidad para todos” promovido por el gobierno nacional, que lo peor que le podría pasar a Colombia es seguir encontrando petróleo. En esta intervención Porter agregó también que la prosperidad de un país no radica en las riquezas heredadas, sino en el progreso que ellas generan. Igualmente puntualizó, que no se trata del negocio en el que compitamos sino cómo lo hacemos. Es decir, que el asunto es de tecnología e innovación.[4]

En el propósito de escalar posiciones en competitividad es importante abandonar la dependencia de bienes primarios y comprender la innegable relevancia que poseen la ciencia, tecnología e innovación; ya que estas constituyen un eje central para lograr la diversificación y sofisticación de la producción colombiana, lo que conduciría a elevar la productividad y por ende un crecimiento sostenido de la economía. Actualmente, las inversiones realizadas por Colombia en este tipo de actividades equivalen al 0,64% del PIB según las mas recientes cifras. Al comparar con Costa Rica, vemos que el país centroamericano invirtió en 2017 el 2,58% de su PIB. En I+D, Colombia invirtió solo el 0,25% del PIB, mientras que Brasil hizo lo propio con el 1,15%.[5]

Dentro de los desafíos que tendrá el mandatario entrante, es alcanzar la meta propuesta en su programa de gobierno; de destinar el 1,5% del PIB a actividades de I+D+i, con el firme propósito de incrementar el registro de patentes y los doctorados, especialmente en Medicina y Biomedicina, Genómica de última generación, Biotecnología, Agricultura y Economía Naranja. Este último se convierte en un factor fundamental para el electo presidente Duque, ya que se ha propuesto duplicar el PIB para el 2025 soportándose en el sector creativo.[6]

Así las cosas, las apuestas del gobierno entrante resultan ambiciosas y para alcanzarlas deberá valerse del significativo apoyo que posee en el nuevo congreso con quienes deberá impulsar las políticas públicas de la ciencia, tecnología e innovación, realizar modificaciones a la Ley 1286 de 2009 y reglamentar el acto legislativo 10 de 2017; tal como lo ha recomendado el Consejo Privado de Competitividad[7].

Colombia debe incrementar su productividad a fin de impulsar el crecimiento económico sostenido, a la vez que se busca el desarrollo económico que propicie bienestar social, en el entendido que la competitividad va mas allá de la riqueza.

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[1] The Global Competitiveness Report 2017–2018

[2] Legiscomex

[3] Tomado de: www.larepublica.co/especiales/petroleo/cuales-son-las-reservas-de-petroleo-de-colombia-2719429

[4] Tomado de:  www.portafolio.co/economia/finanzas/peor-le-pasar-colombia-siga-encontrando-petroleo-michael-porter-128210

[5] Tomado de: www.ricyt.org

[6] Tomado de: www.ivanduque.com/propuestas

[7] Consejo Privado de Competitividad –  Informe Nacional de Competitividad 2017-2018

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