LA IMPORTANCIA DE LA ESTÉTICA Y FUNCIONALIDAD DE UN BUEN EMPAQUE

Afirmar que lo importante para tener éxito en el mercado es un buen producto y no importa cómo sea presentado es poco menos que un mito urbano. El desarrollo de los procesos logísticos ha tomado cada vez más fuerza dentro de las organizaciones; hasta el punto de convertirse en el elemento para la obtención de ventajas competitivas. Sin embargo, para su desarrollo, es necesario realizar mejoras dentro de las etapas de producción. Las organizaciones deben conocer los puntos en los que las decisiones de empaque y embalaje afectan el proceso logístico (manipulación, conservación del producto, entre otras), además de estar al tanto de las diferentes y nuevas alternativas que se encuentran en el mercado para agilizar, optimizar y asegurar la producción, generando un mayor valor para el consumidor y un menor impacto al ambiente.

El objetivo de la logística es hacer llegar el producto correcto al lugar en donde lo necesitan, cumpliendo todas las condiciones requeridas para garantizar la calidad con el menor costo posible. No obstante, para ello es necesario que el producto logre afrontar con éxito las distintas etapas de la cadena de fabricación, donde se vuelve crucial el uso del empaque y embalaje correctos, pues esto no sólo contribuye y vela por  la protección del producto, sino que agiliza y facilita la manipulación, el transporte, los procesos de almacenamiento y distribución de la mercancía.

El impacto de los empaques y embalajes en el proceso logístico puede ser identificado en tres etapas. En la primera, la logística de aprovisionamiento, donde se debe velar por el manejo eficiente de los empaques y embalajes pues de estos depende la utilización de materias primas en buen estado. Si en el proceso de abastecimiento el empaque y embalaje de las materias primas no cumple con sus funciones de protección, la calidad del producto final se verá afectada; incluso podría repercutir en los tiempos de entrega del producto al tener que solicitar nuevamente insumos, lo que a su vez afecta los costos de la organización.

En la segunda etapa, la logística de producción, el empaque y embalaje repercuten en la protección del producto final, ya que deben servir como diferenciador y fuente de información del producto para el consumidor. Cualquier error cometido en esta etapa puede repercutir en la pérdida de clientes, daño del producto final, entre otros.  Finalmente, en la etapa de distribución, el empaque no sólo sirve para facilitar el transporte y proteger el producto, sino que permite reducir, y por ende mejorar, la manipulación de los productos, optimizar el espacio disponible y disminuir los tiempos de carga de vehículos.

Los empaques y embalajes evolucionan conforme lo hacen las necesidades de la industria, el consumidor y la sociedad. Tener claro los factores que influyen en el consumo de empaques y embalajes, además de las tendencias mundiales, facilita la preparación para asumir con éxito los cambios y competir en un mercado global.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Envase y Embalaje (AMEE), actualmente existen tres factores que determinan la tendencia en los empaques:

Sustentabilidad. Las empresas buscan reducir el impacto ambiental de los empaques con un menor consumo energético, desde la producción de la materia prima hasta la disposición final del envase.[1] Esta tendencia ha iniciado hace relativamente poco, debido a las alarmas medio ambientales que se han generado por  la contaminación excesiva y los largos periodos que se tardan en descomponer la mayoría de materiales con los que se realizan los empaques y embalajes.

Dentro de esta tendencia, se destaca la realización de empaques biodegradables o el uso de materiales con bioplástico, los cuales son más resistentes a líquidos y temperaturas y se descomponen con más rapidez. Otra alternativa que se ha implementado es la adición de químicos como el OXO, que permiten acelerar los procesos de degradación al hacer contacto con los rayos UV. No obstante, para otras empresas ha resultado más sencillo, la reducción del empaque, acudiendo a proteger las partes del producto que estrictamente necesitan protección o utilizando materiales reciclados como cartón o plástico, que reduce los costos y evita la contaminación. Aún así, la tendencia más innovadora es la realización de empaques comestibles a través del biopolímero conocido como BiLac, que reduciría los niveles de contaminación de manera muy significativa.

Actualmente, grandes empresas ya son partícipes de esta tendencia amigable con el medio ambiente, como es el caso de Dell, que anualmente invierte en innovación para crear empaques sostenibles; elaborados con hongos y bambú y comprometiéndose a generar empaques libres de desechos para 2020.

Mercadotecnia. En un entorno tan competitivo como el de hoy, el empaque se ha vuelto un elemento más para convencer al consumidor de obtener un producto, por lo tanto, el empaque debe apelar desde el momento en que se encuentra en el anaquel, hasta que es transportado, almacenado y desechado o reutilizado por el consumidor final. Así, se ha implementado la tendencia de empaques inteligentes o activos, es decir, que van más allá de proteger el producto, como es el caso de empaques que se encuentran relacionados con aplicaciones que dan mayor funcionalidad, ya sea brindando información, alertando al consumidor  cuando el producto no se encuentra en óptimas condiciones, cuando ya no son aptos para el consumo, entre otras. Dentro de esta categoría se destaca el uso de códigos QR como herramientas de comunicación online.

Un buen ejemplo de productos que han incursionado en esta tendencia es el caso de la cerveza Coors Light, que en 2011 lanzó un envase inteligente que indica cuándo la cerveza está suficientemente fría para ser consumida a través del cambio de color de su etiqueta.

Conveniencia. Los cambios en los estilos de vida, el aumento de la población urbana, la composición de las familias, los cambios en los ámbitos laborales, entre otros factores, han afectado las características de los productos y, por supuesto, de los empaques. Un ejemplo de ello se refleja gracias al cambio de la composición de las familias, que cada vez se forman por menos integrantes, por lo que los empaques optarán por reducir tamaños y en envases de alimentación unipersonal.

En definitiva, es evidente que los mercados se vuelven cada vez más complejos y dinámicos, lo que ha promovido que el tema del empaque y embalaje ya no pueda ser visto como un aspecto secundario o sólo un accesorio de protección. En el mundo de hoy, estos deben tomar un papel protagónico con el fin de mejorar los procesos logísticos, reducir los costos y servir como un aliado desde el punto de vista del mercadeo y la comercialización, aún más, considerando que el servicio, del cual la logística es pieza clave, se ha convertido en un elemento importante para la generación de satisfacción al consumidor y la creación de ventajas competitivas.

Sin importar la clase de empresa de la que se hable o el tipo de producto, las decisiones de empaque, ya no pueden limitarse a proteger el producto. Es recomendable que, dentro del diseño del mismo, participen diferentes áreas de la empresa (marketing, logística, producción), con el fin de obtener mejores resultados, pues no hay que olvidar que tener en cuenta las nuevas tendencias puede generar beneficios significativos, tanto en costo al realizar empaques sustentables, como en la percepción de los consumidores al brindar mayores beneficios con diseños innovadores y funcionales.

[1] CASTRO, Luis. Tendencias en empaque y embalaje. 2008. [En línea] Disponible <http://expansion.mx/manufactura/tendencias-en-empaque-y-embalaje-1 > [Citado Mayo 20 de 2016 ]

Editado por María del Mar García  – marhleap@gmail.com

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